HIJOS DE LA SOLEDAD NOCTURNA, SI OS ATRAE EL FASCINANTE MUNDO DE LAS CRIATURAS DE LA NOCHE, SERES QUE HABITAN LEJANOS PÁRAMOS DE FANTASÍA, Y ESCUDRIÑAR MISTERIOS SIN SOLUCIÓN.... SED BIENVENIDOS A ESTE LUGAR DE TINIEBLAS.........PERO SED CAUTOS Y ANDAD CON CUIDADO, YA QUE OS PODRÍAIS TRANSFORMAR EN LAS VICTIMAS DE VUESTRAS PEORES PESADILLAS......

lunes, 26 de marzo de 2007

THALABA THE DESTROYER, de Robert Southey

Una noche de oscuridad y tormenta
a la cámara sepulcral
Thalaba condujo al viejo
para protegerlo de la lluvia.
Una noche de tormenta. El viento
barría el cielo sin luna
y se lamentaba entre las columnas del sepulcro.
Y en las pausas de su andar
oyeron la pesada lluvia
golpear encima del monumento.
En silencio en la tumba de Oneiza
su padre y su marido se sentaron.
El creyente del minarete
proclamó la medianoche.
- Ahora, ahora - gritaba Thalaba:
y sobre la cámara sepulcral
se esparció un destello rojizo
como el reflejo de un fuego de azufre
y en esa repulsiva luz
Oneiza se irguió ante ellos. Era ella...
sus verdaderas facciones...y como la muerte
la había cambiado, mejillas lívidas, azulados labios,
mas en sus ojos vivía
un brillo más terrible
que todas las abominaciones de la muerte.
- ¿Aún vives, desventurada?
En profundos tonos ella grito a Thalaba;
- ¿Y cada noche debo abandonar mi tumba
para decirte, todavía inutilmente
que Dios te ha abandonado?
- Ésta no es ella - exclamó el viejo
- ¡un espíritu maligno, un espíritu maligno!
Y al joven dio su lanza:
- ¡Golpea y líbrate tú mismo!
- Golpeala - gritó Thalaba.
Y todo su poder se paralizó
al contemplar con fijeza la terrible forma.
- Si, golpeala - gritó una voz cuyos tonos
se escucharon como
una repentina curación que atravesara su alma
como cuando la lluvia en el desierto
lo librara de la muerte:
obediente a esa bien conocida voz
su ojo lo buscaba
cuando Moath, firme de corazón
cumplió la orden; a través del cuerpo del vampiro
envió su lanza; ella cayó
y aullaba a causa de la herida.
Su perverso inquilino la abandonó
una luz zafiro cayó sobre ellos
y adornada de gloria, ante sus ojos
se elevó el espíritu de Oneiza.

Robert Southey, poeta británico, publicó en 1797 las aventuras en verso de "Thálaba el Destructor", y en el pasaje que mostramos, nos narra el encuentro de Thálaba con su difunta mujer, Oneiza, que se les aparece convertida en vampiro, y no les queda mas remedio que destruirla. Se trata de uno de los primeros relatos donde empiezan a aparecer los espectros chupasangres. La acción transcurre en un inquietante escenario, un cripta, en una noche de tormenta, en un precedente claro de lo que será el romanticismo y la novela gótica.

8 comentarios:

  1. Podríamos destruir a quien amamos vuelva de donde vuelva y sea en la forma que sea que se nos presente realmente?
    Difícil determinación...

    BESOS SANGRIENTOS!

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  2. Antes que tu me morire,y mi espiritu
    en su empeño tenaz,
    se sentara a las puertas de la muerte
    esperandote alla.
    ¿Vuelve el polvo al polvo?
    ¿Vuela el alma al cielo?
    ¡Dios mio,que solos
    se quedan los muertos!

    Pero siempre estaran con nosotros
    en nuestro pensamiento.
    Y como bien me dijo, un amigo antes de irse,RECUERDAME SONRIENDO.
    No lo entendi le recordaba llorando,y segun pasa el tiempo le recuerdo sonriendo.
    BESOS ..SIN....

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  3. ...muy difícil gabu...igual le damos la mano...y dejemos que nos arrastre con él...

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  4. ...el paso del tiempo
    fue borrando las lágrimas
    y dibujando lentamente
    una sonrisa...
    ...que será la que
    siempre recuerdes....

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  5. No tenía idea de Robert Southey. ¿Entonces fue uno de los primeros que originó los relatos de vampiros? Está genial.

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  6. lo que hay que leer, los hay cabrones y CABRONAZOS

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  7. Acechándome él a mí,
    acechándole yo a el,
    tu mirada no me dejó
    tu sangre que era mía beber.
    y así mirandonos y entendiéndonos
    y así sedientos uno del otro
    muérdeme dijiste al mirarme
    golpéame tú, te contesté.
    Y así, golpe a golpe te recibí
    para que el viejo quedara más feliz.
    Y a la noche otra vez a esperarte
    a que curaras mis heridas
    con tu sangre que era mía
    con mi sangre que para tí querías.
    Volvió la noche a tener luna.
    Un beso

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